La salud de nuestro fútbol


El 16 de mayo volvió el fútbol. La primer liga grande que se animó a que la pelota ruede nuevamente fue la Bundesliga (Alemania). Un país que hasta hoy, parece tener control de la enfermedad y que poco a poco va reabriendo y flexibilizando actividades. La realidad en Argentina marca otra cosa. Si bien el país se anticipó varias semanas en instaurar el aislamiento social, preventivo y obligatorio, aún desconocemos los alcances de la pandemia a nivel económico y sanitario.
A día de hoy, todavía no tenemos certezas en cuanto a la vuelta a clases, cómo controlar el flujo de gente en el transporte público y cada día los barrios vulnerables son los más afectados. Pero en el medio de todas estas problemáticas, se intuye que la vuelta del fútbol en nuestro país está más cerca de lo que pensamos. Incluso antes de la vuelta del fútbol, se debe autorizar la vuelta a los entrenamientos. La pregunta que surge es: ¿Qué tan factible es todo esto? Lo cierto es que en estos meses sucedieron cosas; por un lado hubo solidaridad de parte de jugadores del ascenso que organizaron ollas populares para las personas humildes, aunque por otro lado se hizo ver la falta de empatía en jugadores de primera división que no aceptaron cobrar un poco menos para que el club pueda pagarle el sueldo a todos los empleados.

Cualquier persona que siente pasión por algo, puede entender que este deporte va mucho más allá de ser simplemente un deporte, un juego. Nos conecta con otras personas, nos distrae de aquello que nos afecta en el día a día. Gritamos más fuerte un gol, que una injusticia. Y eso no significa que tenemos que dejar de gritar goles. Quizá llegó el momento de gritar más injusticias. ¿Vale la pena exponer a los jugadores de fútbol y a sus respectivas familias en un momento de delicada situación sanitaria? Creemos que es un pedido egoísta. Dicho esto, aquellos jugadores de clubes grandes que siguen cobrando el mismo sueldo sin cumplir con las obligaciones de un jugador profesional ante el contexto de la pandemia: ¿No sería racional donar parte de sus ingresos para poder ayudar a quienes la crisis los dejó sin nada? Tanto a sus colegas, como a organizaciones sociales, hospitales, empleados de los clubes.
En un momento de respuestas poco certeras en cuanto a las consecuencias del COVID-19 en nuestras vidas, la FIFA nos invita a hablar de la vuelta del fútbol. Pero ojo, habrá modificaciones en el reglamento tales como: 5 cambios por partido (al menos hasta 2021), se aconseja (no se prohíbe) no abrazarse en los festejos de gol, se prohíben los cambios de camiseta, besar la pelota, escupir y se jugarían los partidos sin público (por lo que entre empleados, seguridad y medios habrían unas 300 personas por estadio). También se observó que los jugadores que formen parte del banco de suplentes deberían respetar el distanciamiento social y usar el barbijo o tapaboca (no uno personal, sino el que un auxiliar les acerca) en el campo de juego. Todo lo antes mencionado deja de tener sentido cuando recordamos que en el fútbol el contacto físico es moneda corriente. En un córner, en un lateral, en una barrera. ¿Cómo se defiende un tiro libre con distanciamiento social? ¿Cómo se aplican esos protocolos en un vestuario en el que todos tienen muy poca distancia entre sí?

Sumado a todo lo anterior, el fútbol argentino en los últimos días tuvo que lamentar el asesinato del Trinche Carlovich (un virtuoso y elegante mediocampista rosarino reconocido por figuras como Maradona, Menotti, Pekerman y Griguol, que supo brillar en Central Córdoba de Rosario), quien fue brutalmente golpeado por un delincuente que quería robarle su bicicleta. Y ante tanto dolor, los hinchas de Central Córdoba de Rosario decidieron hacer caso omiso a las disposiciones y protocolos sanitarios que todos y sin excepción alguna debemos cumplir, para homenajearlo en el estadio “Gabino Sosa”, muchos de ellos sin barbijo y sin cumplir el distanciamiento social. Allí, el dolor popular y la pasión fueron más fuertes que la pandemia. Son contextos y tiempos muy difíciles, en los que todos debemos seguir un estricto orden para no afectar al otro y sobretodo a uno mismo. Debemos dejar de lado algunas cosas que formaban parte de nuestro día a día mientras se encuentre la forma que nos permita volver a tener contacto entre nosotros, recordando nuevamente, que es por el bien común. Y todo eso incluye a este deporte y a quiénes son protagonistas.
Una de las cosas que más tardamos en resolver y definir al comienzo de la pandemia era qué haríamos con nuestro fútbol. Finalmente triunfó la sensatez y el campeonato argentino se suspendió, al igual que en todo el mundo. Pero una vez que las actividades esenciales empezaron a flexibilizarse, no pudimos evitar pensar en una eventual y rápida vuelta del fútbol.
Pareciera ser que todavía no sabemos cómo vamos a educar al país, cómo vamos a salir de la crisis económica, cómo vamos a retomar nuestras vidas.
Mientras tanto, sabemos cómo vamos a entretenernos.

Comentarios

  1. Que buenas reflexiones ojala pronto podramos salir de esta película de suspenso que estamos viviendo.... En donde no sabemos que va a pasar... Lo que si sabemos es que hay que ser sensatos, pensar en el otro y no solo en que vuelva el futbol a toda costa arriesgando a todos y todas... Ojala tengamos en final pronto este film . ya sea una vacuna que nos deje ser lo que nos guste hacer.... O la concientizacion de los pueblos

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  2. Excelente reflexión ... Me quedo con aquello de siempre nivelar hacia lo mejor ... Que las injusticias se griten con más fuerza . El mundo deportivo tiene muchas herramientas para ser solidario, en tiempos de pandemia solo resta esperar que todo pase lo más rápido posibke.

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  3. Por gritar más injusticias con la misma fuerza y pasión que ese gol en el último minuto sacado de la galera de alguna zurda magica. Excente reflexión.

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